Año: 2010 , Número: | |
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Los vecinos gitanos han levantado pasiones en Francia y en la Unión Europea. Y en España, donde están más arraigados, ha sorprendido el caso francés y el extraño apoyo de Zapatero a Sarkozy. Pero Educar(NOS) desde hace más de doce años casi los ignora y eso que en la escuela de Milani el último se siente el preferido. Ahora, es el momento de protestar contra la discriminación anti-gitana se dé donde se dé, pero con eso no avanzamos mucho. No queremos mirar para otro lado, pero, aun así, siempre miramos desde lejos, a mucha distancia y casi no se ve. Si nos acercamos a ver y a saludar a estos vecinos nuestros, el gesto se nos convierte en un test.
Por ejemplo, aquí en Educar(NOS) nos interesa lo educativo. ¿Y, si nuestros hijos tuvieran que asistir a un colegio del barrio lleno de gitanos, qué tal? O, mejor: si quisiéramos ejercer el escaso derecho de elegir para nuestros hijos un centro escolar acorde con nuestras convicciones éticas y religiosas (como dicen en los privados), ¿pediríamos plaza en uno intercultural lleno de inmigrantes y de gitanos? Seguro que hay sitio. ¿Lo intentamos?
¿Y, si somos profes, y nos toca enseñar en un cole o IES de la barriada gitana (seguramente marginal), pediremos muy pronto el traslado?
Pues racistas seguro que no somos, así que aquí falla algo. Primera respuesta: ellos fallan, los gitanos son unos inadaptados recalcitrantes que no quieren ser como nosotros (= teoría asimilacionista). Dos. Falla el gobierno: hay que declarar reservas gitanas con escuelas especiales para ellos (= teoría segregacionista, a veces disfrazada de conservacionista). Tres. Falla el libre mercado: cuando los gitanos ganan dinero (como artistas o con sus negocios) el problema desaparece y todos somos iguales (= teoría disolvente de todas las culturas). Cuatro. Fallamos los payos (y también los gitanos) por no asumir esta nueva realidad social, plural y globalizada, en la que todos mezclados hemos de vivir y respetarnos sin disolvernos (= teoría intercultural, que se queda muy corta sin lo compensatorio: apoyar más a quienes más lo necesitan, sin paternalismo).
Este monográfico nos sabe a poco y no será la última vez que hablemos de gitanos, hasta que se cumpla nuestro ideal educativo: “que lo digan ellos”. A un pueblo tan resistente, en medio del consumismo atroz que ha engullido a tanto payo, no puede faltarle más que la palabra. ¿O no queremos escuchar?
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Comentarios
5 comments postedNo he visto mencionado en la revista el libro de Mariano Fernández Enguita "Alumnos gitanos en la escuela paya", libro que me pareció bueno y fue publicado por Ariel en 1999.
Asimismo sería interesante tener alguna noticia de qué piensan del tema, cómo lo abordan, aquellos educadores que, en España, están llevando las llamadas comunidades de aprendizaje , de la mano sobre todo de Ramón Flecha y sus colaboradores del grupo CREA; sistemas pedagógicos que dan mucho juego a lo intercultural y que narran experiencias positivas con gitanos. Podría darnos alguna referencia el libro que leí recientemente, "Comunidades de aprendizaje Transformar la educación", de Carmen Elboj y otros tres autores. Esta en Graó, Barcelona, 2002. Asistí a una conferencia de Ramón Flecha el verano pasado y no hizo un solo comentario desfavorable -pese a la intervención, comedida, inquisitiva, de algunos asistentes, que parecían querer saber por las dificultades, para ellos claras o frecuentes en este asunto- sobre la educación de, y con, gitanos.
Me ha gustado mucho
La revista Aula Intercultural de FETE-UGT vincula este número de Educar(NOS) dedicado a nuestros vecinos gitanos en su página web.
http://www.aulaintercultural.org/