Unas reflexiones para el debate

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  • Alfonso Díez
Posted: Sáb, 2019-11-09 18:50

Entre todos

No se trata de que el presidente o la presidenta de una organización cualquiera, pongamos la nuestra -el MEM, que la tenemos bien cerca- se mueva mucho, poco o nada;  bien, mal o regular. Es decir, que sea competente o incompetente. Claro que ayuda el que sea eficaz, generoso, entusiasta, ejemplar... Pero no es eso. Eso, en el fondo, es lo de menos. Y, a menudo, incluso, ni lo más conveniente. Lo importante es el nivel de participación e implicación de los demás, del grupo, de la gente. O sea, la cantidad y la calidad de su compromiso. Si a los que nombramos cargos directivos los hacemos insustituibles, ya sea por su valía o por desinterés o desidia del grupo, mal vamos. Nos volvemos acomodaticios y conformistas. Y ellos, por su parte, se sentirán solos, sin apoyo; se frustrarán, se decepcionarán y, o bien, acaban apoltronándose, desmotivados, o se vuelven excesivamente exigentes, personalistas, cuando no intolerantes. Un Encuentro y una Asamblea como la nuestra, del MEM, por concretar más, no la decide el presidente o la presidenta de turno, sino el grupo, entre todos o los más decididos. Otra cosa es su deseable capacidad de iniciativa y la representación oficial de la organización que, efectivamente, ha de recaer en quien la preside, como mandan los estatutos.

Tenemos un valioso tesoro pedagógico en el que creemos, no para conservarlo y protegerlo como una reliquia del pasado, destinado a estudiosos, mitómanos o nostálgicos, sino para propagarlo, porque su mensaje global sigue vigente. Por tanto, es responsabilidad nuestra transmitirlo bien, es decir, con claridad, convicción y perspectiva, a los ojos de nuestro tiempo, los de aquí y ahora, no los de los años 50 y 60 del pasado siglo en aque nació, y desechando toda tentación nostálgica. Este es nuestro reto. Ofrecerlo con sabiduría y generosidad, confiando y dejando que otros, con miradas diferentes, pero respetuosas con el legado que reciben, recojan el testigo; fomentando y estimulando su participación; escuchando y apoyando, si cabe, sus iniciativas y propuestas; dejándoles, en definitiva, tiempo, espacio y oportunidades.

Disponemos de dos vías estupendas (no son las únicas) para la difusión y la comunicación, para generar relaciones : nuestra querida y magnífica revista Educar(NOS), con sus interesantísimos temas monográficos, que merecen desde luego, más repercusión y reconocimiento, que pronto llegará al número 100. Todo un hito extraordinario, que nos debe enorgullecer y al mismo tiempo hacer sentir la responsabilidad de mejorarla y mantenerla. 

Y nuestra página web, amigos milani.es, donde escribo. Desde la modestia y el reconocimiento de mi falta de regularidad, no es admisible ni justificable que la descuidemos. Es, por el contrario, obligación inexcusable de todos (lo digo convencido y sin acritud) visitarla, moverla y enriquecerla; cuidarla y mimarla con nuestros escritos, lecturas, experiencias, conocimientos y, en fin, aportaciones, sean más o menos acertadas; sencillas y espontáneas o más pensadas y elaboradas; discutibles, originales, estimulantes, profundas, documentadas, etc., que la dinamicen y la conviertan en eso que queríamos -¿o no?-: un lugar de encuentro, de debate, de expresión, de confrontación de ideas, reflexiones, sentimientos, proyectos y experiencias; de informes, noticias, reportajes, artículos, comentarios, reseñas, críticas, etc.  Las dos son nuestra mejor carta de presentación y nuestra voz, a la que se unen las voces y el trabajo generoso de muchas otras personas que nos honran y estimulan con sus impagables colaboraciones. ¡Adelante!

 Noviembre, 2019

De acuerdo

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  • Veredas
  • 02/23/10
  • Sáb, 2019-11-30 21:03

90% de acuerdo.

El otro 10%, dar las mejores formas para ser lo más eficaces, para la Asamblea.

Un abrazo.

Haces muy bien en estimular a los amigos

  • admin.milani
  • 11/17/09
  • Vie, 2019-11-22 18:18

Estimularlos para que no se pierda el tesoro de la escuela de Barbiana y de su maestro don Milani. Una escuela diminuta y privada que movió a la escuela pública de medio mundo con su Carta a una maestra. Y un cura exiliado por sus superiores y por su obispo que hizo sonar el Evangelio por ese medio mundo hasta recibir en su tumba la visita del papa Francisco. ¡Vaya, un tesoro desbordante! Corzo