Año: 2016 , Número: | |
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Un Lorenzo Milani… ¡espectador! trae a Educar(NOS) un Milani muy poco conocido. El de su inmenso asombro al asomarse por vez primera a un mundo que, en su familia, nunca se había visto. Con 24 años (1947) acababa de llegar a su primer destino parroquial, Calenzano, un pueblo semirrural e industrial cerca de su Florencia natal y de la Prato textil. La Guerra Mundial de la Italia fascista junto a la Alemania nazi sólo se había acabado dos años antes. Palpitaba una nueva Italia con una flamante Constitución hecha entre todos (diciembre 1947), y los democristianos iban a gobernar mucho tiempo, tras vencer a los comunistas en las primeras generales (abril 1948), con excomunión y todo (julio 1949). Según el Lorenzo recién convertido, se jugaban hasta el Evangelio, mientras obreros y campesinos sufrían todas las injusticias que aquel joven burgués desconocía. Publicó su primer artículo con 26 años y, desde entonces, ya nunca dejó de encajar con palabras su asombro ante lo real. Este es un inédito Milani social y político que nos va a cautivar: en él arraiga la esencia de su pedagogía y de aquella prodigiosa escuela autora de Carta a una maestra.
Por eso – sin afán hagiográfico – traemos a este Educar(NOS) extraordinario sus primeros artículos. ¡Ya bastante nos enredan con métodos didácticos, como para olvidar la pulpa de la educación! Todo arranca de ser, primero, un atento espectador; más que de recibir buenas enseñanzas. Su coetáneo Freire (1921-1997), que vivió 30 años más que Milani, lo formuló diciendo que nos educamos juntos al afrontar los desafíos de la vida colectiva. Y la Carta sedujo a Pasolini por aquella fórmula que convierte en arte nuestra educación:
“Querer el mal de alguien o de algo. Reflexionar sobre ello despacio. Buscar la ayuda de los amigos en un paciente trabajo de equipo. Poco a poco sale a flote lo que hay de verdadero bajo el odio. Nace la obra de arte: una mano tendida al enemigo para que cambie”.
Vamos a beber en estos artículos primerizos el relato, asombro y rabia, si no odio, de un honesto espectador ante el paro, la falta de vivienda y de palabras, la idolatría de la propiedad privada, el abuso cultural del señorito… Son la raíz y médula de la educación en estado puro.
Con ellos queremos brindar con los lectores que se apunten (y nos escriban) porque se van a cumplir en 2017 cincuenta años de la muerte de Lorenzo Milani un 26 de junio de 1967. Haremos con vosotros una fiesta grande. España es, sin duda, después de Italia, donde más se escribe y se conoce a Milani y su escuela de Barbiana.
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Comentarios
1 comment postedMILANI ANTE LA INJUSTICIA SOCIAL
Miquel Martí (B)
Lorenzo Milani nació en 1923 en el seno de una familia burguesa, culta, liberal y atea. En aquellos tiempos del fascismo, este tipo de familias no simpatizaban con el régimen impuesto, pero tampoco se oponían a él frontalmente. Intentaban adaptarse a la situación, conservando su status social. En el caso de la familia Milani, incluso transigieron en bautizar a Lorenzo para no llamar la atención [como hebrea, la madre], en un momento en que se normalizaron las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Italiano (Tratados de Letrán, 1929).
Lorenzo recibió una educación humanista, propia de una familia como la descrita, una educación basada en los valores de la libertad, la veracidad, la democracia, el espíritu crítico y la confianza en la razón. Con los estudios de bellas artes y con el fragor de la guerra, se despertaron también en él los valores religiosos.
¿En qué momento tomó conciencia de la injusticia social existente en su entorno? ¿Cuál fue el detonante que le hizo optar por los últimos?
Tenemos constancia de su actitud y posición claramente anti-fascista. Esta actitud le lleva a colaborar con la resistencia (los partigiani, como su propio hermano mayor) y a descubrir en los pobres a las principales víctimas del fascismo. Sin embargo, no se inclinó hacia la militancia política en los partidos de la izquierda (socialistas y comunistas). Más adelante, criticará por igual a democristianos y comunistas por su poca implicación en resolver los verdaderos problemas de los pobres.
Ya en San Donato (Calenzano) entrará finalmente en contacto directo con los pobres, especialmente con jóvenes obreros de las fábricas textiles de Prato, con los que inició su escuela popular. En una carta de esta época, escribe: “La injusticia social no es mala (para mí, sacerdote) porque perjudica a los pobres, sino porque es pecado, es decir: ofende a Dios y retrasa su Reino. Es la riqueza y no la pobreza la que ofende a Dios”1.
Entre sus jóvenes alumnos, cabe destacar a Mauro, que con 12 años alimentaba a su familia trabajando sin contrato, sin seguro, sin derechos laborales, en la fábrica del Sr. Baffi. Su despido encendió la cólera de Don Lorenzo, el cual, cuando visitó a este señor, dijo arrepentirse de no haberle lanzado el tintero encima. Creo que fue en este momento, ante tal injusticia manifiesta, que Lorenzo adquirió ya definitivamente su talante proféitico al servicio de los últimos.
1 Lettere di Don Lorenzo Milani, priore di Barbiana (a cura di Michele Gesualdi, Arnoldo Mondadori Editore, Milano 1970) pág. 26.