La escuela pública corre peligro en este país nuestro desde hace mucho. Desde que sus responsables (no todos) llevaban a sus hijos a la privada o pretendían montarse escuelas públicas experimentales y selectas en algunos sitios que conocemos muy bien. También desde que gentes que gestionaban escuelas privadas y decían tener mentalidad de izquierdas (o estar con el pueblo) se apuntaron a los conciertos, pero no admitían a todos, sino que preferían a sus amigos. Las trampas para meter al niño en la concertada (tan pública como las demás ¿o no?) son una corrupción monumental de muchos progres y cristianos. El tópico del ideario es u-tópico, no tiene lugar para las admisiones en un centro concertado: quien lo dude que avise. Ahora - en plena crisis - le pegan otro empujón a la pública, pero no más grave que los anteriores. Este acabará por eliminar los conciertos de muchos colegios. Ya era hora. Si algo sabemos desde la Carta a una maestra es que tratar con igualdad (gratis) a los que son desiguales es la peor injusticia. Hace mucho, un padre rico y con conciencia me ofreció dinero para una escuela pobre porque a él le habían "concertado" a sus 3 hijos y se iba a ahorrar una pasta gansa cada mes. Fue un gesto. Luego descubrió que con el ahorro del invierno tenía para mandar a sus 3 niños a Inglaterra en los veranos. La igualdad no se defiende así, sino mejorando a los últimos con una escuela mejor, compensatoria de lo que no tienen en casa. Educar(NOS) lo ha dicho muchas veces.
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