Año: 2009 , Número: | |
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Los viejos maestros vienen a EducarNoS–después de los profes novatos del nº 44– como un deber de la memoria histórica, tan necesaria también en este campo, y como una ayuda más para entender nuestro presente en las aulas. ¿Eran ellos así, como nosotros? ¿Les obligaban a programar cada día y cada hora, o tenían su propia libertad? ¿Estaban sometidos a la tiranía y al peso de los libros de texto, o se buscaban la vida con creatividad y enciclopedias? Seguro que no todo tiempo pasado fue mejor, pero, aun así, la memoria es un deber.
Es un deber difícil, porque –en cuanto los españoles volvemos la vista atrás– nos encontramos con la guerra civil (1936-39) que truncó la II República y sus mil promesas pedagógicas y represalió a muchos maestros de toda la geografía hispana, simplemente por espiritrompas. Y, sin embargo, nada es sencillo cuando se hurga en el pasado español. EducarNoS ha recurrido esta vez a algunos amigos historiadores para evitarse trampas y tópicos:
Peor que la guerra fue la postguerra, en todos los sentidos –nos dice L. Gutiérrez–. La Historia de la Iglesia aún no ha recibido el ajuste de cuentas que vendrá y debería hacerse desde dentro, sin autoflagelaciones pero responsablemente. El tópico, y bien interesado, es culpar y responsabilizar de todos los males al golpe de estado. Hay que llamarlo así. Evita la autocritica a la izquierda y al republicanismo… Tópico es también aceptar acriticamente
la inevitabilidad del tal golpe. No digamos justificarlo… Mucho se truncó con la guerra, pero hay una continuidad en la historia que conviene no perder de vista… Hubo, si, unos felices años veinte que desbordan esa década, hacía adelante y hacia atrás, pero ni empezó todo con la Segunda República, ni ésta facilitó su consolidación, ni incluso siquiera logró sus desarrollos previsibles”.
La Institución Libre de Enseñanza, la ILE, ya se había fundado en 1876 y también hubo grandes educadores en el seno de la Iglesia, clérigos y no, a los que vale la pena recordar. Pero han pasado ya 70 años desde la Victoria franquista y todos nosotros hemos podido ver a nuestros viejos maestros que trabajaron después de la guerra. También merecen un recuerdo aquí. Mientras tanto, una sorda polémica arrecia en la opinión pública española: la escuela está hecha un desastre y la culpa… ¿De quién es la culpa? Habrá que tratarlo en número aparte, pero ¿no será que también un afán burocrático por regular con precisión a los profesores haya cortado la lengua a las mariposas?
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Comentarios
1 comment postedUna clave de la cultura actual está en no perder la memoria, no sólo de las víctimas que pagaron lo suyo para que nosotros podamos estar aquí, sino de todos los simples (o complicados) currantes anteriores a nosotros. La renovación pedagógica no es cosa de ahora... Este monográfico de Educar(NOS) apunta en la buena dirección. Pepe