Año: 2008 , Número: | |
Tabla de contenidos |
Competir con competencia. Que no, que no. Que vuelven a intentarlo, pero que no puede ser. Que no es posible programar las personas que deseamos, que queremos o que decimos necesitar. Que esto no es cuestión de echar sustancias en un alambique y hacer la probeta, a ver si sale bien el proyecto pedagógico que diseñamos y soñamos. Que ya lo venimos diciendo y denunciando hace mucho tiempo, cada vez que nos leemos el proemio de una nueva Ley de educación.
Pero siempre vuelven los mismos perros con distintos collares. Primero fueron las actividades a realizar para demostrar que se había aprendido la teoría. Luego, las capacidades de resolver y realizar cosas prácticas inundaron todos los objetivos generales y terminales. Ahora son las competencias para…
Para. Porque ahora ya el profesorado se muestra del todo incompetente, además de harto, para comprender el nuevo concepto de competencia y diferenciarlo de las capacidades anteriores e insertarlo en el día a día. Las revistas pedagógicas, poco a poco, van tratando de explicar a sus lectores esta novedad competitiva y sus ventajas respecto de lo anterior. Aunque esto les compete a las revistas, no siempre lo consiguen, a juzgar por lo que se ve y se oye en las charlas informales con los profesores.
Educar(NOS) ha recurrido a los diccionarios y los resultados son un poco alarmantes. Nos encontramos sumergidos en una jerga abiertamente comercial, la competencia del mercado.
Nos tememos que de la ilusión infinita del profesorado en las escuelas de verano de los años de la transición, se pasó al desconcierto de la LOGSE en los 90 y, ahora, a la desazón y al aburrimiento. ¡Basta ya! Hay que contar con los profesores, no sólo con sus sindicatos para lo laboral, sino con su formación profesional inicial y permanente. No haberlo hecho antes de la LOGSE trajo estos lodos y muchos de los profesores están hechos polvo.
La posición de Educar(NOS) es nítida y transparente: no nos gustan los esfuerzos por educar a los demás; nos saben a clonación frustrada. Tantos ideales camuflan el liberalismo socio-político más procaz. Preferimos para la escuela la enseñanza y el aprendizaje. Eso es lo que deben buscar todas las reformas socialistas; que la escuela sea compensatoria, mejor para los últimos, sin tolerar fracaso escolar alguno. El saber ya servirá por sí mismo a la educación, que es otra cosa: hacer frente a los desafíos comunes, no al arribismo.
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios