Acabo de recibirlo (antes lo he descargado y leído en color de nuestra web), el 91 de Educar(NOS), número especial dedicado a "Las migraciones entre nosotros". Sí, entre nosotros, que se entienda bien. O sea, de aquí cerca, no de más allá, ni de lo que ocurre en otros países lejanos, que no queremos nos toque ni afecte. Lo tengo entre mis manos. Lo hojeo y ojeo varias veces. Lo toco y huelo, como el periódico o un libro recién comprados, antes de meterme en sus páginas. Quiero familiarizarme con él hasta físicamente, comprenderlo todo, mirarlo todo, fijarme bien -¡ay!, la mirada, cuánto que aprender a mirar: "¡Hay que saber ver!" (Hannah Höch)-, y después estudiarlo detenidamente, desde el magnífico editorial hasta el último párrafo, gráficos incluidos. Todo se me hace fácil, inteligible. No hay didactismo, sino contenidos muy didácticos, o sea, bien explicados, claritos, para que los entienda cualquiera, porque la realidad de los acontecimientos que nos golpean o cuestionan moralmente suele ser así de diáfana. Quiero aprendérmelo todo, como si fuera para un examen en el que voy a lucirme, no para sacar buena nota, repitiéndolo como loros y sin saber bien lo que digo, sino haciéndolo mío, como si lo hubiera investigado, elaborado y escrito yo también. Es decir, para entenderlo y explicarlo con conocimiento de causa, clarividencia y mucha convicción. Porque me lo creo y confío en este nuevo trabajo del CNMS (Centro Nuevo Modelo de Desarrollo, Pisa, Italia), de nuestro querido amigo Francesco Gesualdi, y conozco algo de lo mucho y bueno que ha salido de allí, como Norte-Sur, la fábrica de la pobreza (1994 y 2007) y La otra vía. Del desarrollismo a la sobriedad [Educar(NOS), 47-48,2009]. Textos importantísimos, por necesarios e imprescindibles para entender el funcionamiento de nuestro mundo.
Se discute mucho acerca de los contenidos de la enseñanza, esa otra asignatura pendiente que tanto cuesta aprobar - o sea, renovar y actualizar- como si el conocimiento y la ciencia en general fueran inamovibles y no estuvieran en constante evolución. Lo cual en el ámbito académico, por su propia naturaleza, resulta de lo más incoherente y contradictorio. Educar(NOS) es sensible a esta cuestión y por eso lo ha abordado en varios de sus números (4, 1998; 24, 2003; 30, 2005; 35, 2006; 60, 2012; y 88, 2019), aunque como “música de fondo”, de una manera o de otra, está presente en todos los publicados hasta ahora, y así seguirá.
Pues bien, las dos obras citadas y este espléndido número 91 de Educar(NOS), son unos perfectos botones de muestra de lo que podríamos denominar "otros contenidos son posibles", por urgentes y necesarios, que se precisa incorporar sin más dilaciones al currículum oficial de los diversos planes educativos, para que la escuela no siga estando al margen de lo que pasa fuera de ella, cual institución endogámica o aparte de la sociedad en que se encuentra inmersa, sino ser el lugar idóneo para su estudio, comprensión, interpretación y divulgación desde la evidencia científica y la verdad objetiva de los hechos que acontecen, libre, por tanto, de ideologías, creencias, supersticiones, prejuicios, partidismos, sectarismos e intereses diversos que corrompen su auténtica función, la de formar ciudadanos competentes, instruidos, libres, responsables y solidarios.
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