Año: 2006 , Número: | |
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La violencia en la escuela ya se ha puesto de moda. Algunos hechos salvajes ocurridos aquí y allá en los últimos tiempos hicieron que las cámaras enfocaran hacia la escuela. Noticias de tales acontecimientos en todos los medios, tertulias, artículos, entrevistas… han servido de caja de resonancia para deformar la imagen de la escuela. La inmensa mayoría de quienes trabajamos en ella no la reconocemos así, aun sin quitar un mínimo de importancia a la gravedad de todos esos casos de violencia. A pesar de todo, la moda ya se ha impuesto y el comentario más extendido suele ser: “La escuela está muy difícil; pero, gracias a Dios, en mi centro todavía no tenemos problemas de ese tipo”. Y todo el mundo loco por una posible repercusión de su labor en los medios. “Lo mejor es que no se fijen en nosotros”.
Ante esos hechos y su repercusión en los medios, nuestros administradores educativos se han puesto a legislar para algo tan antinatural como planificar la convivencia en las escuelas. A ese son se han multiplicado artículos, experiencias, programas, proyectos, jornadas, ponencias, publicaciones, páginas y páginas webs, congresos, cursos de formación… y, cada vez más, “la escuela está muy, pero que muy difícil. Gracias a Dios, en mi Centro no tenemos problemas de ese tipo”.
Educar(NOS) no se resiste a dedicarle un número a la convivencia.
Entre la maraña de propuestas legales, además de las provenientes de todas las “logías” (pedagogía, psicología, sociología…), y en el ping-pong de las responsabilidades (escuela, familia, administración, asistentes sociales… ), proponemos desde la escuela de Barbiana una pregunta, más que una respuesta:
.- Pero, en un mundo tan violento, opresivo y contradictorio como el actual, con invasiones, terrorismos, guerras, expolios, venganzas, tensiones, amenazas, violencia de género, explotación infantil y opresión… ¿puede la escuela (y debe) quedarse a buscar fórmulas para una convivencia en paz dentro de sus aulas? O, por el contrario ¿no debe, más bien, abrir sus puertas y ventanas para vivir juntos en medio del conflicto?
Y, sobre todo, que ningún iluso espere acabar con los conflictos actuales de todo tipo, desde la escuela.
Seguramente se trata de afrontar, de dar la frente, a toda la fea verdad de nuestro mundo para detectar fuera de la escuela (no dentro) a los verdaderos enemigos. Aliarse luego con las víctimas -y no marginarlas más- será un jueguecillo dentro de las aulas.
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